¿buscas la paz interior?

El desarrollo personal es un camino que te conduce al plano esporitual

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La historia de un piel Roja, la historia de mi antepasado Búho Valiente

Os presento el borrador del principio de mi libro, una biografía de un antepasado mío:


Era un día como otro cualquiera. Yo estaba escuchando a mis hermanos. Nosotros los indios consideramos hermanos a los elementos naturales como el Río, las piedras, así como a las plantas y animales. En especial me estaba centrando en el sonido del agua en su cabalgar por el río. Algo mágico tiene para mi el agua, y su caer. La relajación que encuentro en ese momento es suprema. En esos momentos logro silenciar el pensamiento, que está demasiado presente en mi día a día.

Pero mi paz interior fue interrumpida por las llamadas de mi mujer. Ella corría hacia mi, y tener tanto ímpetu, no era normal en ella. Algo me decía que debía ser importante. Me debatí entre ir a su encuentro, o seguir en mi posición hasta que me alcanzara. Permanecí tal cual, un Chamán, hechicero de la tribu, esta entrenado para esperar la noticia sin ponerse en lo peor, sin empezar a preocuparse antes de escucharla. Cuando me alcanzó abrí los ojos, y la vi. Tenía la cara descompuesta y los ojos llorosos. Decididamente algo serio me tenía que comunicar. En el tiempo que se recuperaba de la larga carrera forzada jadeando pensé en todo lo que actualmente me acontecía.

La tribu Sioux estaba en la guerra por la naturaleza, luchaban por mantener nuestro territorio, las MONTAÑAS NEGRAS, libre de la influencia blanca. Ellos la querían por haberse encontrado una piedra dorada. Mi tribu Luchaba por no abandonar a nuestros hermanos que componen la naturaleza. Nosotros lo pieles rojas, tenemos un Dios. Para nosotros nuestro Dios no es más que el conjunto de la naturaleza: los ríos, los árboles, los animales, las plantas… todo aquello que formaba de nuestro entorno. Y nuestra forma de prestarle culto es respetando a sus elementos. El único motivo para cazar es el de alimentarnos, y proveernos de aquello que requerimos. Una presa cazada es después honrada por servirnos, y todo se aprovecha. El hombre blanco, sin embargo, explota cada palmo de tierra, sin cuido ninguno para abandonarla a su suerte después. Era una época complicada porque nuestra defensa a ella era entendida como una amenaza, por lo que nos habían sentenciado por no venderles el territorio de la montaña negra a cambio de un terreno que llamaban reserva. A la oferta de intercambio, el jefe Sioux de Seatter, después de reunirse con los otros jefes, respondió con una carta que decía:

¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlos?
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan de su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.
Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. El se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos.
Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil ya que esta tierra es sagrada para nosotros. El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente el agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos tierras, deben recordar que es sagrada y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed, son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos y, por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Él no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra a sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objeto que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto.
No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras (aguaitacaminos) ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos.
El aire tiene un valor inestimable para el piel roja ya que todos los seres comparten un mismo aliento - la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor. Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene.
El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas.
Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré condiciones: El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.
¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.
Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos.
Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, no queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes pueden pensar ahora que Él les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. Él es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña se provocaría la ira del Creador. También los blancos se extinguirían, quizás antes que las demás tribus. Contaminen sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.
Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja.
Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos porqué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.
¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde esta el águila? Desapareció.
Termina la vida y empieza la supervivencia.


En una carta el jefe de seatter, les respondió que se les cedería, en el sentido que ellos quisieran, si se comprometían a cuidarla, como ella se merece. Pero evidentemente, eso no estaba en los planes del hombre blanco. Entonces llegó la guerra y mi padre, Chamán del Jefe Toro Sentado, había partido con la tribu guerrera, para defender las MONTAÑAS NEGRAS, lugar sagrado para nosotros.

Mi mujer ya recuperada del la carrera, habló con nerviosismo. Las palabras se perdían porque su mente se debatía entre pronunciarla bien, o callarlas. Me fue imposible entenderla en un principio, por lo que le pedí que se relajada antes de hablar y pensara lo que quería decirme.

Era normal que un Chamán como yo, no tuviese ansias por escuchar una mala noticia. No se trata de que no me importara su contenido, sino de tener la mente y tranquila ante el momento. Mi abuelo me decía: “Búho Valiente, un Chaman tiene la espera del Búho, y la mirada del Águila. El Búho puede permanecer horas en la misma posición esperando divisar una presa, y el Águila con la mirada estudia el terreno minuciosamente”. Lo normal en las personas es tener un pensamiento constante antes de una mala noticia, poniendo posibilidades según sus temores, y sentenciando el final de la misma, y un bloqueo mental cuando la noticia es escuchada mientras voces interiores dice que como ha pasado, que no tienes solución, haciendo de esos momentos un gran sufrimiento. Un Chaman, tiene la mente vacía, escucha la noticia sin juzgarla, poniendo el alma en ella, y controla las voces interiores una vez escuchada, para poder buscar lo mejor que se puede hacer en ese caso. El conseguir esto no es sencillo, requiere mucho entrenamiento, y hacer de los momentos de silencio un hábito.

Induja (hija de la luna), como se llama mi mujer, por fin estaba en disposición de hablar:

- Búho Valiente, ha llegado el mensajero trayendo una mala noticia. Se trata de tu Padre Búho Paciente, ha muerto. Se que esto podía llegar, pero no alcanzo a asumirlo. Le hirió una patrulla blanca, y ha muerto tiempo después.
- Hay que llorar la muerte de mi padre después de la guerra, ahora debo ocupar su lugar en la batalla. Esposa debo de partir con el mensajero – respondió con la frialdad que caracteriza, una mente entrenada, y con la acción más adecuada.
- Esposo, se de tus obligaciones pero parte mas tarde, tus hijos están de caza, se que ellos quisieran despedirse, y escuchar tus palabras ante este desgraciado hecho.
- Induja, el mejor ejemplo que puedo darles es cumplir mis obligaciones, y sabes que cada momento que pasa sin que toro sentado tenga a su chaman, es tiempo de riesgo. Mi cargo es importante en la batalla. Debo de partir.

Mi mujer enmudeció porque sabía que no me podría convencer. Yo pienso que una persona tiene que actual como sabe que debe, y no dejar que los que le rodean le influyan. Debía sostener el ánimo del Jefe, y dar en cada momento los consejos adecuados, para que el Jefe pueda decidir lo mejor posible.

- Di que preparen mi caballo y mis sacos de Chaman, voy a despedirme del abuelo, se va a lamentar porque ve en mi interior una contradicción que puede afectar a mi misión de Chaman de la tribu, pero yo se que no va a ser así.
- Esposo, se prudente, se que el abuelo lo que ve es un deseo de buscar una alternativa distinta a la guerra. Hablas mucho de que debemos estar y no desaparecer, que debemos proteger a la naturaleza desde otro lugar y no estando al lado de ella. ¿de verdad crees que la guerra no es buena?
- Induja, se la naturaleza de su preocupación, pero sus enseñanzas han logrado que mi persona no vaya en contra del pueblo. Me ha costado mucho dejar esos pensamientos y se quedan solo en mi interior. No puedo discutir este tema contigo porque debo de partir. Esta tranquila y dale tu amor a nuestros hijos. Debo de ir a ver al viejo ya.

El viejo, como yo llamaba cariñosamente a Búho Prudente, era un antiguo Chaman, y mi abuelo paterno que los últimos años se había esforzado en educarme como tal. Cierto es que veía en mi un rasgo que no le gustaba y temía que pudiera frenar el ímpetu guerrero que en ese tiempo se creía que se precisaba. Sus largas conversaciones indagando mi interior solían ser intensas y me agotaban. Yo creo que esta sociedad, me dió unos ideales que no son míos, los que siento en mi interior. El problema es que para seguir en ella debo de ser fiel a las directrices dadas. Creo que es así como un hombre se vuelve completamente tigre, perdiendo la parte de Águila que pienso que debe de haber. Los ideales en masas, puede confundir nuestro verdadero cometido, para hacernos esclavos de su andar.

Lo fui a buscar y como me esperaba, estaba envuelto en su particular gozo del silencio. Cada Chaman, tiene su forma particular de vivir el silencio. Me senté enfrente sin romper su silencio esperando que él decidiera hacerlo.

- Se que te acontece y confío que hallas encontrado cual es tu deber – dijo con voz pausada el viejo chaman
- Abuelo, este es el momento en que debo de convertir todo lo que tú me has ensañado en sabiduría. Es el momento que debo de poner en práctica todo lo que sé. Solo espero cumplir las expectativas de la tribu – mi respuesta, también pausada.

La conversación entre dos personas entrenadas, es pausada y ausente de prisas. Es preferible una conversación de sus frutos a que se queden cosas en el aire que puede suponer un flujo de pensamientos momentos después.

- Búho Valiente, es este momento el que cortamos la cuerda que nos une. Reconozco que durante este tiempo he estado llevándote de la mano en lo que pienso que debe ser tu forma de actuar. Es necesario que el maestro comunique al discípulo aquello que piensa y de lo que esta convencido. Pero, a partir de ahora, que se ha cortado este cordón, debes de volar solo, y guiarte por tus propios designios. Ahora es cuando tú empiezas tu camino, ahora es cuando tú te haces tus propias rutas. Puede pasar que las pautas que te he dado sean respetadas, o sean descartadas, pero lo realmente importante es que busques tu camino, es que te descubras a ti mismo, y que te crees una brújula interior que te indique en cada caso lo más correcto. Se que es un camino complicado, porque tus valores interiores pueden chocar con los que la sociedad te ha impuesto, pero lo único que te puedo decir es que se que estas preparado, y que permanecerás en el camino adecuado siempre que no te traicione a ti mismo. Debes de saber que tu camino ahora se funde con el de la tribu, por lo que debes de ser sereno y tranquilo para encontrar la forma de unir los caminos.
- Gracias abuelo, gracias por estas últimas palabras, las que considero muy valiosas, ya que me hace liberar mi interior algo que se que debo de hacer pero que veo complicado.
- El camino se anda poco a poco, y estando siempre sereno, aunque todo en tu alrededor este ardiendo. Cuídate, y mira a la muerte de frente, no le des nunca la espalda.

Dicho esto se despidió del maestro, y se dirigió a su tienda para recoger su equipaje. Antes de salir, escribió una nota dirigida a su hijo mayor, para que se la entregarán una vez que el se había marchado, y otra en el caso de que la muerte le alcanzara.

Una vez preparado se dirigió a su mujer dándole las cartas escritas, diciéndole:

“bella mujer, el viento me llevará a mi destino, ya que el sabe que luchamos por el y sus hermanos. Se que actuaré como mis voces interiores me dicten, y no temas por mi, no temo a la muerte, ya que la he mirado de frente varias veces y se que no me arrebatará nada ya que mi vida ha sido plena a tu lado. Espero que tu vida siga como hasta ahora no atada a mis devenies, y tu forma de educar a mis hijos sea de tal manera que no estén limitados por miedos. Debo de partir y te llevo en mi corazón, dale estas cartas, a nuestro hijo mayor, para que una la abra nada mas que la reciba, y la otra la abra solo en caso de que la muerte me alcance.”

Después de la despedida y no temiendo mostrar lagrimas por las despedidas, ya que he aprendido que los sentimientos se pueden mostrar sin frenarte, partí guiado y sabiendo que tenía que librar dos batallas, uno obligada por el hombre blanco, y otra con mi interior, para encontrarme a mi, y hacer gala de mi integridad.

Una vez se fue su amor, Indija, se retiró a su cabaña a esperar el triste momento de comunicar a sus hijos, --- de 15 años y --- de 9 años, la muerte de su abuelo. Al sentarse tuvo el pensamiento fugaz de abrir las cartas para leerlas. Pero no, no lo haría porque sabía que era traicionar a su marido. Tuvo la esperanza de que su hijo le comunicara el de la primera carta, pero deseó que nunca se abriera la segunda.

CAPITULO 1

EL CAMBIO PERSONAL DE BÚHO VALIENTE

Hay personas que llevan una vida que le parece buena. En cierto momento, en el que se da cuenta que el tiempo se va sin vivirlo, o en el que los problemas se hacen en la mente insuperables, puede acontecer o bien un cambio personal, o bien una depresión. En el caso que surja el cambio personal se empieza un camino, en busca de la tranquilidad interior, que te da otra forma de ver la vida, preparando la mente para enfrentarse a cualquier problema con recursos propios que uno no se imaginaba que tenía. Se puede decir que se aprende a estar tranquilo en medio de un gran incendio.

La guerra, tarea difícil para la raza india, inferiores en número, y en armamentos (flechas contra armas de fuego), hace que la vida de nuestro Búho Valiente se complique, se haga una situación muy difícil, por lo que empieza ese camino antes mencionado, empieza un gran cambio personal.

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